Hoy se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente y también inicia el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de Ecosistemas (2021-2030), con el objetivo de crear conciencia y promover la implementación de medidas concretas para frenar las consecuencias que tiene acción del hombre en los ecosistemas e iniciar un proceso de recuperación de los mismos.
En nuestra provincia ya se realizan acciones para cuidar y recuperar nuestra biodiversidad. Así lo explica Liliana Fortini, encargada de la Dirección de Flora, Fauna Silvestre y Suelos de la provincia: “a través de la subdirección de ordenamiento de bosques nativos, hay hoy más de 900 mil hectáreas muy bien conservadas y categorizadas; se hicieron acciones concretas para ver cómo podemos mejorar el uso, vinculado con la producción, la ganadería y la extracción de leña o carbón, y que sea sostenible en el tiempo”, cuenta.
La importancia de la conservación de los bosques radica en la extensión: “sólo de bosques nativos tenemos casi la mitad de la superficie de la provincia”, asegura. Por esta razón también hay proyectos en marcha de restauración o enriquecimiento de los bosques, con forestación, además de un sistema de alerta temprana de deforestación, ya en funcionamiento, para poder multar en caso de desmontes ilegales. Además hay avances en la conservación de suelos productivos, el trafico ilegal de fauna y la creación de áreas protegidas.
“Cómo provincia estamos dentro de lo que son las metas internacionales; con herramientas y con la conciencia ambiental que se está generando, podemos seguir mejorando mucho”, se esperanza.
Un logro concreto
Para alcanzar las metas propuestas a la fecha límite, es necesario tomar medidas en el corto plazo. Algo que en la provincia ya está sucediendo.
Florencia Sayago, directora de la secretaría de Medio Ambiente de Tucumán, explica que el organismo tiene incidencia sobre ecosistemas acuáticos y Cuenca Salí Dulce. Dentro de los objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, se busca “garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos”. La idea es que para 2030 se logre mejorar la calidad del agua, reduciendo la contaminación, eliminando el vertido y minimizando la emisión de productos químicos y materiales peligrosos. En esta línea, El Comité Interjurisdiccional de la Cuenca Salí Dulce, ya definió los objetivos a alcanzar. “Se establecieron ya indicadores de calidad del agua en la cuenca, siendo la primera del país que define estos valores metas. Los indicadores son de conductividad, nitratos, ph y oxigeno disuelto. Llegar a la meta también implica controlar la flora y fauna acuática, pero además el vuelco industrial, que es un problema”, comenta.
La cuenca, que desemboca en la laguna Mar Chiquita, abarca distintos ecosistemas y en sí misma es uno importante -agrega Sayago-. De hecho, es una reserva de biosfera: un espacio representativo de un ecosistema y valioso para conservación e investigación científica.
Qué nos falta
Alejandro Diego Brown, ecólogo y presidente de la Fundación ProYungas, considera que para poder llegar a los objetivos de 2030 es necesario construir un vínculo más positivo con los recursos acuáticos, mejorar la planificación del uso de espacios de la región chaqueña, fortaleciendo áreas protegidas en esa zona y generar instrumentos a largo plazo que aseguren la protección de las fuentes de agua y las cuencas hidrográficas, algo que ya se está empezando a hacer. “Frente a los escenarios de cambio climático, en Tucumán uno de los elementos que más se va a ver afectado es la disponibilidad de agua, un recurso estratégico que tenemos que poner más energía para proteger”, alerta.
El especialista agrega una última cuestión a mejorar: “falta en la ciudadanía Tucumán el conocimiento y convencimiento de todos los atributos ambientales que tiene la provincia, es decir, todo este esfuerzo que ha hecho la provincia en conservar una parte de su territorio es algo que muchos ignoran: falta difusión y valoración interna”, finaliza.